Es irresponsable pensar que creemos saber todo sobre Data. Y que solamente leyendo un conjunto enorme de información nos arroje una respuesta absoluta. Es cierto que gracias a ellos podemos identificar detalles específicos en los comportamientos, gustos, conductas, patrones y situaciones que millones de personas comparten. Pero no podemos dejar de lado que es necesario una indagación profunda para determinar una situación específica. Las métricas están y han existido siempre; la única diferencia es que ahora son mucho más accesibles, y han convertido a la información en los «nuevos diamantes» del siglo XXI. Y si no, pregúntale a Mark Zuckerberg cómo es que ha hecho tanto dinero.

Pero… si los datos son los nuevos diamantes del siglo XXI, ¿cuál es el problema con ellos? ¿No se supone que la información accesible nos ayuda a todos? Pues… en realidad, si hay un problema: no todos saben interpretarlos. Y eso se debe, a que los datos nos brindan información generalizada, pero no siempre tienen el valor que necesitamos. 

Para que nos entiendas mejor, te damos un par de ejemplos:

Hace unos veinte años se creía que el 80% de mujeres, con edades mayores a los  35 años, se les hacía más difícil encontrar pareja; a diferencia de las mujeres menores de 25 años. Y muchísimos medios de comunicación lo hicieron visible. Esto causó, una oleada de mujeres en sus veinte, enloquecidas por encontrar pareja antes que la sociedad las catalogara como «solteronas empedernidas». Sin embargo, esta mentalidad ha cambiado con el pasar del tiempo. Ahora, es cada vez más bajo el número de mujeres menores de 30 que están casadas. En suma, esta generalización de información ya había causado estragos en la sociedad femenina. Incluso, en pleno 2021, aún hay mujeres jóvenes afectadas por esto. El gran problema con esta información, es que basaron sus resultados en un estudio enfocado en las necesidades de los hombres, sin entender antes las necesidades de las mujeres. Otro ejemplo claro es el estudio que indica que si una persona ve la televisión, por más de cuatro horas al día, tiene un mayor riesgo de fallecer ( 60 %) por una enfermedad cardíaca. Y no, no significa que ver tele cause infartos o taquicardia, sino con el estilo de vida de una persona sedentaria, que tiene el tiempo de pasar tantas horas viendo televisión. ¿Entiendes a lo que nos referimos? No podemos pretender conocer todo el panorama gracias a un KPI (Key Performance Indicator) específico. Es de suma importancia que antes de arrojar cualquier información «relevante» comprendamos todo el cuadro. 

Cada día tenemos mayores insumos para leer más data points, pero seguimos quedándonos con solo «leer» y no buscamos interpretarlos. Y si eres un emprendedor o una nueva empresa que quiere vender sus servicios o productos, basándose únicamente en leer datos sin profundizar en su información, desde ya te decimos que llevas las de perder. Y sino, mira el caso de Gillette que recién comprendió que montarse sobre tendencias evaluadas entre las nuevas generaciones no equivale a ganancias para su marca. Por el contrario, les dejó una pérdida neta de $5.24 billones de dólares.

Humanos y datos…

Sabías que, además de los peligros que conlleva el no profundizar los datos, también es peligrosa la mala interpretación de las métricas. Es que según dicen, cada día perdemos humanidad, capacidad analítica e incluso ética en algunos casos. Se nos hace sumamente fácil borrar a la persona cuando lo único que vemos son cifras, número y porcentajes; pero al hacerlo, desaprovechamos el verdadero potencial de cosechar la data. Siempre es necesario que recuerdes por qué estás analizando los datos, recordar lo que nos hace humanos y tener en mente que en este mundo tecnológico: ¡todos somos consumidores!

¿Listo para usar la Data a tu favor?

Dentro de su contexto y de la mano de key values en vez de absolutos. Solamente así, podremos manejarnos dentro de la era de la comunicación hiperpersonalizada.